Mejorar la productividad de una empresa quiere decir mejorar el rendimiento de los empleados, así como la relación de estos con la empresa y su grado de unión a la misma. Para ello, es necesario poner en práctica una serie de rutinas que deben introducirse de forma paulatina en la empresa. Estas practicas tienen como fin primero mejorar la felicidad de los trabajadores, para que a partir de ahí, todo el engranaje de la empresa pueda comenzar a funcionar de manera más apropiada a todos los niveles.

Dos de los aspectos más importantes a tener en cuenta en este sentido son el ambiente de trabajo y la motivación de los trabajadores. Se trata de aspectos fundamentales que influyen de manera trascendental a la hora de desempeñar un papel dentro de una empresa.
La motivación es una tarea que depende, en gran medida, del líder. Mantener un estado de ánimo positivo y optimisita ante las dificultades que puedan presentarse resulta crucial para conseguir aumentar la productividad, y por tanto, el éxito empresarial. De acuerdo con el psicólogo experto en Coaching Manuel García Palomo, existen siete puntos que, de forma genérica, pueden aplicarse a cualquier entorno laboral.
- Definir conceretamente la misión y la visión. Cada trabajador debe tener clara su función dentro del esquema empresarial, para favorecer de esta forma, que se sienta identificado con los valores de la empresa.
- Crear un entorno favorable. En este sentido, a pesar de lo que se pueda creer, el ambiente de trabajo es susceptible de ser modificado. Fomentar un ambiente de trabajo donde haya una preocupación por el trabajo bien hecho, y una correcta valoración del mismo, resultan tareas fundamentales.
- Primar la comunicación sobre el resto de las cosas. Es imposible conocer las preocupaciones del equipo si no se pregunta por las mismas. Una buena comunicación (lo que, por supuesto, implica un feedback adecuado), enriquece el trabajo diario y mejora el rendimiento.
- Haz lo que quieres que hagan. El líder es el eje vertebral de la conducta de un equipo. Todos tienden a imitar lo que ven, por ello, es necesario que el líder siente las pautas de trabajo a partir de su propio ejemplo.
5. Fomentar la toma de decisiones individuales de los trabajadores. Favorecer la libertad de cada miembro del equipo los ayuda a sentirse más autónomos y, por tanto, más importante dentro del equipo. No obstante, este paso es algo gradual, que depende directamente del grado de interiorización de los objetivos que persigue.
6. Celebrar los logros. Detrás de cada logro existe preocupación, esfuerzo y tesón. Cualquier mínimo paso puede llevar tras él una enorme cantidad de tiempo dedicado, por lo que verbalizar los éxitos siempre ayuda. Cuando existen dudas sobre si el trabajo se está haciendo bien, existe también un alto porcentaje de probabilidad de que el equipo decida tirar la toalla. Igualmente, culpar directamente a un compañero de sus errores puede resultar contraproducente. Es preferible dar libertad para que el equipo tenga la capacidad de autoevaluarse de forma autónoma.
7. La buenas rutinas pueden ser hábitos extralaborales con un impacto más que positivo en el trabajo. Hacer un descanso para un café a media mañana, o una pequeña reunión informal son algunas técnicas cuyos resultados serán inmediatos.